Tras la salida este lunes del núcleo duro de la legación diplomática, Estados Unidos ha dicho adiós a Afganistán después de dos décadas de presencia militar, al frente de una coalición internacional cuyos efectivos se adelantaron en unas horas a la salida de los estadounidenses. El epílogo del doble operativo -repatriación y repliegue militar al tiempo- fue tan convulso como había alertado el Pentágono, con el lanzamiento de seis cohetes por el ISIS, cinco interceptados por el sistema antimisiles estadounidense, un día después del bombardeo preventivo que supuestamente costó la vida el domingo a varios civiles en Kabul. Los aviones militares que transportaban a los últimos soldados de los casi 6.000 desplegados por el Pentágono para gestionar la evacuación, despegaron de Kabul poco antes de la medianoche, hora local. Fue el punto final ―un punto y aparte, según los más realistas― a la guerra más larga y al mayor puente aéreo de EE UU, que ha puesto a salvo a casi 120.000 estadounidenses y afganos.
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