Nicole Kidman lo explicó en primera persona: “Me casé por amor, pero estar casada con un hombre extremadamente poderoso me mantuvo alejada de la posibilidad de ser acosada sexualmente”. Publicado como columna en el sitio The Cut de la revista New York, el texto salía en octubre de 2018, cuando se cumplía un año desde las decenas de denuncias contra Harvey Weinstein, y ella, quizás la mayor estrella de su generación, se refería por primera vez a su matrimonio con Tom Cruise para reflexionar sobre el tema más álgido del último tiempo.
“Cuando hablé de ‘protección’ me refería a que estar casada funcionó como una barrera que impidió que me tuviera que enfrentar a determinadas situaciones”, puntualizó días después al programa Today show, reforzando de todas maneras una idea que otras actrices, como Reese Witherspoon y Natalie Portman, también habían sostenido en los últimos meses: sin ser víctimas de Weinstein, las posibilidades de ser abusadas o acosadas en la industria del cine y la televisión son (¿eran?) muy altas.
Una idea que también atraviesa los últimos trabajos en torno al caso del exproductor detrás de Miramax y The Weinstein Company. Ambos, tanto el documental de la BBC Untouchable como el libro She said, de las periodistas de The New York Times que primero destaparon el escándalo, Jodi Kantor y Megan Twohey, remecen con nuevos antecedentes en torno al hombre denunciado por más de 80 actrices y empleadas de su empresa, como Rose McGowan, Salma Hayek, Ashley Judd, Angelina Jolie y Asia Argento.
A la espera de su juicio, en enero de 2020, nadie estima un retorno de quien sigue siendo el productor más citado en los agradecimientos de los ganadores del Oscar. Otros nombres acusados en la misma época, como Kevin Spacey, Brett Ratner, Jeffrey Tambor o Louis C.K., siguen con las puertas cerradas en Hollywood. Al mismo tiempo, Woody Allen o Roman Polanski, dos que habían vuelto a ser cuestionados en 2017 por casos de épocas anteriores, se mantienen haciendo películas en Europa, un mercado que ha tenido una mirada más flexible en torno al tema que su par de EE.UU.
Pero no hay un criterio uniforme. La actriz inglesa Emma Thompson lo expresó al enviar una carta al estudio Skydance Animation, comunicando que no participaría en el largometraje animado Luck. ¿La razón? La llegada como jefe del estudio de John Lasseter, el fundador de Pixar, que venía de ser denunciado por situaciones de acoso sexual hacia trabajadoras de la empresa y había abandonado por mutuo acuerdo la compañía a fines de 2018.
“Si un hombre ha estado tocando de forma inapropiada a mujeres durante décadas, ¿por qué una mujer iba a querer trabajar con él si la única razón por la que no está haciéndolo ahora es que en su contrato dice que debe comportarse ‘¿profesionalmente?’”, señaló Thompson en la misiva. “Se ha hablado mucho sobre dar una ‘segunda oportunidad’ a John Lasseter. Pero presuntamente él va a cobrar millones de dólares por recibirla. ¿Cuánto dinero están recibiendo los empleados en Skydance por dar esa segunda oportunidad?”, agregó, encontrando respaldo en el medio, pero no en el estudio, que sigue con el exhombre de Pixar a la cabeza.
Hay otros puntos menos complejos, pero atendibles. Varios directores han enfrentado en los últimos dos años cuestionamientos en torno a sus películas que antes casi no existían. Tarantino, por ejemplo, en una conferencia debió explicar por qué la protagonista femenina de su última entrega (Margot Robbie, quien hace de Sharon Tate en Había una vez en Hollywood) tenía tan pocos diálogos. Al último ciclo de Game of thrones también se le cuestionó por supuestamente “justificar” la violación de uno de sus personajes.
Una brecha gigante
En el Hollywood 2019 todo lo derivado del escándalo Weinstein aún está fresco, aunque ya se expresa en otros pasos, como trasladar a la ficción casos similares. Además de haber estrenado el segundo ciclo de la serie Big little lies(donde encarna a una mujer que fue víctima de violencia), la misma Kidman, junto a Charlize Theron y Margot Robbie, lleva a la pantalla grande, en el filme El escándalo (Bombshell), el caso de las mujeres que denunciaron por abuso sexual a Roger Ailes, el magnate y fundador de Fox News. La historia de quien fuera calificado como el mayor depredador sexual de la televisión también llegó este año como miniserie (The laudest voice).
Al mismo tiempo, Geena Davis esta semana calificó la brecha de género en el medio como “vergonzosa”, mientras era homenajeada en el Festival de Deauville. Fundadora en 2004 del Instituto Geena Davis sobre Género en los Medios, que cifró la desigualdad de Hollywood entre hombres y mujeres, presentó el documental This changes everything, que produce y da luces sobre los desafíos de la industria post Weinstein. Con entrevistas a Meryl Streep, Cate Blanchett, Jessica Chastain y Shonda Rhimes, examina la inequidad de género en el medio, desplegando datos como que el 92% de las 250 películas más taquilleras en EE.UU. en 2018 fueron realizadas por hombres. Eso sí, tanto el documental producido por Davis como las producciones sobre el magnate de Fox News son proyectos dirigidos por realizadores hombres, pese a tener mujeres delante y detrás de cámaras.
Todo parece ir de la mano desde que las denuncias en contra de Weinstein y otros nombres de Hollywood impulsaron a los movimientos MeToo y TimesUp. De los casos de abuso sexual, prácticamente un centenar en el caso del exproductor de Tarantino, rápidamente la industria saltó a conversar sobre el espacio de cada género. Este año Hollywood despertó con la iniciativa del 4%, un desafío del Annenberg Inclusion Initiative y TimesUp que estimulaba a realizadores o productores a contratar a una directora en el siguiente año y medio, respaldado en que solo un 4% de las películas con mayor recaudación entre 2007 y 2018 correspondía a filmes de cineastas mujeres.
El llamado convocó a J.J. Abrams y su productora Bad Robot, Jennifer Lopez, Reese Witherspoon y Ryan Murphy. Entre los estudios, uno de los pocos que no suscribió explícitamente fue Disney, argumentando que excedían la solicitud. “Estoy orgulloso de decir que el 40% de los próximos estrenos de Disney Studios son dirigidos por mujeres y estamos luchando por más”, explicó en enero el CEO de la compañía, Bob Iger. Un mes después debutó Capitana Marvel, protagonizada y codirigida por mujeres, actualmente en el tercer lugar de las cintas más millonarias del año. En el mismo listado global, en el top 20 solo aparecen dos títulos con protagonistas mujeres, Battle Angel: la última guerrera y Nosotros, ambas de realizadores hombres.
Los nuevos protocolos
Desde su inicio, en 2017, la serie de HBO The deuce trató sobre el mundo del porno. Pero solo desde el segundo ciclo, hace un año, implementó una medida inédita en la industria: la serie cuenta con una coordinadora de escenas íntimas que se preocupa en específico del rodaje de las secuencias sexuales. “No es que haga nada radical, sino simplemente tener ahí a alguien más que se preocupa por ti aparte de ti misma. No debería ser tan excepcional que alguien te dé algo para cubrirte las partes privadas. Tener a alguien que lo haga, ese gesto, ayuda”, comentaba a Rolling Stone la actriz Emily Meade, luego de que su sugerencia fuera aceptada. Tanto en esa como en la tercera temporada -actualmente al aire-, el rol lo desempeña Alicia Rodis, actriz y coordinadora de dobles de acción.
También fundadora en 2015 de la organización Intimacy Directors International, Rodis ha explicado que su función nació a partir de la inexistencia de protocolos de ese tipo en la industria. “La gente antes del MeToo me decía: ‘Esto es muy inteligente; he tenido experiencias tan terribles’, pero las producciones no lo escuchaban; no nos contrataban”, contó a Variety este año. Además de la tercera temporada de The deuce, en 2019 estuvo en la película Deadwood y en la serie Watchmen que llega el 20 de octubre, a la par de formar a nuevos profesionales para que desempeñen la misma labor en HBO.
“Ningún coordinador de intimidad puede ser puesto como un perro guardián; no son perros de seguridad; son parte importante e integral del sistema que requiere que todos colaboren entre sí, lo que incluye la confianza de los actores y los directores”, detalló sobre el rol. El Sindicato de Actores (SAG-Aftra), que en febrero de 2018 en respuesta al caso de Weinstein elaboró un Código de Conducta -definiendo el acoso sexual y otras conductas impropias del lugar de trabajo-, también anunció que incentivará esta figura en los sets, contando con la colaboración de Rodis para fijar pautas concretas en torno a ese cargo.
Para algunos analistas, el nuevo escenario ha hecho que las escenas de corte más erótico hayan descendido drásticamente en el último tiempo, atendiendo a las sensibilidades que existen hoy. Es como si Weinstein le hubiera también quitado el deseo a Hollywood.
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