La expectación era máxima en Reino Unido después de que los duques de Sussex anunciaran el pasado miércoles su intención de dar un paso atrás y dejar de ser miembros ‘senior’ de la Familia Real británica. Este lunes por la tarde, Isabel II, el príncipe Carlos, los príncipes Guillermo y Harry se reunían en Sandringham para abordar la crisis de los duques de Sussex. Además, Meghan Markle también participó desde Canadá por teléfono, donde viajó para reencontrarse con su hijo Archie, solo dos días después del insólito anuncio. Sobre la mesa, muchos puntos a debatir y a aclarar para dar solución y establecer el nuevo estatus que quieren los Duques.
Las secretarias privadas de la Familia Real y de los duques de Sussex trabajan horas extra en la elaboración del contrato en el que se establezcan lo que el príncipe Harrry y Meghan pueden y no pueden hacer en su nueva vida y qué recibirán a cambio. Nada se deja al azar y detalles cómo si mantendrán su dignidad de Altezas Reales, cuándo y cómo podrán usarlo o cuánto dinero recibirán del príncipe Carlos (actualmente sufraga el 95% de sus gastos a través del Ducado de Cornualles) son algunas de las cláusulas del contrato que se antoja tan complicado y accidentado como el Brexit. Los Sussex tienen claros sus deseos, tal y como expresaron con su tajante comunicado, y es probable que no aceptan las peticiones o ruegos por parte de la Familia.
Así las cosas, los siguientes son, punto por punto, los aspectos más importantes del futuro contrato que regularizará la nueva situación de los duques de Sussex:
¿Qué pasará con el título de duques de Sussex y su tratamiento de Altezas Reales?
El príncipe Harry y Meghan “creen profundamente en el papel de la monarquía y su compromiso con su majestad la Reina es inquebrantable”, según reza en su nueva página web, pero para eso necesitan su título de duques de Sussex, que precisamente Isabel II les otorgó en la mañana del día de su boda. Además tienen la dignidad de Altezas Reales y al respecto, el contrato podría contemplar que renunciaran voluntariamente a esta dignidad y retener el título de duques de Sussex de cortesía. Actualmente, los Duques siguen manteniendo el tratamiento de Altezas Reales. Si renuncian a ello, descenderían en el orden de la línea de sucesión al trono por debajo de Beatriz y Eugenia de York, hijas del príncipe Andrés. Con el antecedente de Diana de Gales, que perdió su categoría de Alteza Real cuando se divorció de Carlos de Inglaterra, aunque mantuvo el de princesa de Gales, y fue visto por la opinión pública como una venganza, parece poco probable que ellos dejen de ser Altezas Reales.
Las incompatibilidades de su nueva vida
Los duques de Sussex aseguran en su página web que su objetivo «es seguir ondeando la bandera de su majestad la Reina Isabel II, como se les solicitó”. Si el resto de la Familia Real no acepta estos anhelos de seguir apoyando a su majestad podría hacer que la monarquía británica pareciera anticuada y no adaptada a los nuevos tiempos y a la nueva situación de Harry y Meghan. Una de las opciones que puede contemplarse en el nuevo contrato del llamado Megxit es que mantenga el patronazgo de las entidades benéficas que representan en nombre de la Corona y que asistan a los grandes eventos familiares e instiucionales de los Windsor como el desfile del Trooping The Color. El resto de obligaciones reales, tal y como desean, podrían reducirse drásticamente. Sin embargo, hay un punto importante que tendrá que quedar esclarecido: su labor dentro de la Commonwealth. Los duques de Sussex fueron nombrados presidente y vicepresidenta de la Commonwealth Trust por la Reina y queda en el aire saber si su nueva vida será compatible con estos cargos.
Si los duques de Sussex mantienen sus domicilios fiscales en Reino Unido y en algún país de Norte América, es posible que se tengan que enfrentar a un doble impuesto sobre los ingresos que reciban. Canadá, país en el que han vivido durante sus seis semanas de retiro, exige que sus ciudadanos paguen el impuesto sobre la renta derivado de los beneficios obtenidos en todo el mundo. Algo parecido exige el fisco inglés. Esto podría significar, tal y como apunta el Daily Mail, que podrían renunciar a vivir en el Reino Unido o limitar sus estancias en Canadá si no quieren pagar doblemente a Hacienda.
¿Seguirán recibiendo dinero de la Corona?
El tema de su futura financiación es uno de los que más ampollas está levantando, ya que el deseo de los Sussex es ser financieramente independientes. Actualmente los miembros de la Familia Real no pueden cobrar por su trabajo. En concreto, el príncipe Harry y su mujer reciben el 5% de la llamada Sovereign Grant, un mecanismo de financiación que cubre el trabajo de los miembros de la Corona. El 95% restante proviene del príncipe de Gales, a través del Ducado de Cornualles, una partida que Carlos de Inglaterra ya ha amenazado con retirar si siguen adelante con sus planes. Es por eso, que los Duques ansían “la independencia financiera”. De momento, Meghan ya ha fichado por Disney y pondrá su voz en off a una producción de la compañía a cambio de que el gigante del entretenimiento haga una donación a Elephants Without Borders, que se dedica a la conservación de la vida silvestre y los recursos naturales.
Los antecedentes de otros miembros de la Familia Real
Los Duques de Sussex avalan su deseo de dar un paso atrás dentro de la monarquía porque ya existen otros “precedentes” de miembros de la realeza que mantienen sus títulos y tienen ingresos derivados de otras actividades. Actualmente solo las princesas Beatriz y Eugenia de York y los príncipes Michael de Kent realizan trabajos fuera de sus deberes institucionales. Ninguno de ellos recibe dinero de la Corona y solo se les pide que acompañen a la Reina en algunos compromisos anuales como el anteriormente citado Trooping the Color o fiestas en el jardín. El príncipe Harry y Meghan son figuras de alto perfil que actualmente realizan más de 200 compromisos anuales. También Sarah Ferguson ha emprendido negocios por su cuenta, con desastrosos resultados.
¿Qué significa ser ‘financieramente independientes’?
Por activa y por pasiva, el mensaje que los duques de Sussex quieren transmitir es su deseo de “trabajar para ser financieramente independientes”, algo que aún no se sabe en qué hechos concretos se traducirá y que será una de las cláusulas del contrato que tendrá que quedar bien atada. Para conseguir fondos podrían dedicarse a un amplio abanico de actividades que podrían ir desde promocionar productos, escribir sus biografías, producir sus propios contenidos televisivos, acuerdos comerciales…
¿Seguirán viviendo en Frogmore Cottage?
Es otro de los puntos candentes que ha enervado a algunos políticos como el exminsitro Norman Baker, que ha pedido que los duques de Sussex reembolsen los 2,38 millones de euros gastados en la renovación de su residencia oficial en Windsor por que “no se puede tener un pie dentro y un pie fuera”. «Lo que no puede ser es convertirse en un ciudadano privado, no tener obligaciones institucionales y aún así el Estado tenga que seguir pagando por él”, aseguraba recientemente el político. Frogmore Cottage es propiedad de la Reina, que se lo cedió a los Duques para que vivan todo el tiempo que deseen. Antes de la boda, los duques de Sussex vivían en la casa de dos habitaciones de Nottingham Cottage, en los terrenos del Palacio de Kensington.
En un primer momento se pensó que ocuparan el apartamento 1 de Kensington (cuenta con 21 habitaciones), situado justo al lado del de los duques de Cambridge, pero se les quedaba pequeño para «su familia creciente» y nunca llegaron a mudarse. Ante la posible llegada de nuevos inquilinos, en esa casa se realizaron reformas por valor de 1,6 millones de euros. En octubre de 2018 se anunció el embarazo de Meghan y la Reina les regaló Frogmore Cottage, cuyas obras duraron seis meses. El pasado mayo, la pareja dio la bienvenida a su hogar a su hijo Archie. Aunque el Príncipe y su mujer quieren seguir viviendo allí, queda por ver lo que estipulará el contrato.
Su seguridad, a debate
Los duques de Sussex se han convertido en dos de las personas más mediáticas del momento. Además de miembros de la realeza, su presencia abarca mucho más allá. Independientemente de cómo sea su salida de la primera línea de la Familia Real, seguirán necesitando escoltas. Actualmente su seguridad está sufragada con el dinero de los contribuyentes durante todos los días del año y a todas las horas, tanto en sus actos en el Reino Unido, como fuera de él. Un servicio que cuesta 1,3 millones de euros al año a las arcas públicas. La Poliíca ya ha indicado que si viven en el extranjero, como es su deseo, no podrán cubrir como hasta ahora sus necesidades de seguridad.
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