La dosificación de las informaciones sobre la salud de Isabel II ha logrado provocar más nerviosismo que transmitir la tranquilidad que pretendía el Palacio de Buckingham. A última hora de este jueves, el entorno de la reina daba un paso más y admitía que los servicios médicos de la casa real no solo ordenaron que tomara unos días de descanso, sino que la enviaron el mismo miércoles a un hospital londinense para realizar unas “investigaciones preliminares”, y la monarca acabó pasando allí la noche. Asegura ahora Buckingham que la decisión de que pernoctara en el hospital King Edward VII, en el centro de Londres, se tomó por adoptar un “planteamiento de precaución”, y que al día siguiente la reina ya estaba de vuelta en el castillo de Windsor, donde volvió a reanudar algunas de sus obligaciones diarias más ligeras. Era la primera vez en ocho años que Isabel II volvía a necesitar servicios hospitalarios, pero su entorno se ha esforzado en restar importancia a la visita. El resto de la semana la tomará de descanso por indicación de los médicos. “La Reina ha regresado al castillo de Windsor a la hora del almuerzo, y permanece en muy buen estado de ánimo”, ha asegurado un portavoz de la casa real británica. Buckingham anunció el mismo miércoles que suspendía una histórica visita de 48 horas a Irlanda del Norte, que había sido preparada con muchos meses de antelación y coincidía con el centenario de la partición de la isla“.
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