El jueves 23, el fotógrafo de Europa Press Kike Rincón visitó una platanera de la localidad de Tazacorte amenazada por el avance del volcán. Ese mismo día, el recogedor Yulian Lorenzo fue a la misma hora a la misma finca, contratado junto a su cuadrilla, para sacar a toda prisa los plátanos antes de que la Guardia Civil bloqueara el acceso por considerarlo peligroso. Lorenzo y sus compañeros comenzaron a echarse al hombro derecho las denominadas “piñas” de plátanos, que alcanzan en algunos casos los 70 kilos, y las cargaron a la carrera, “ligerito”, como él dice, conscientes de que no contaban con demasiado tiempo. De las hojas de las plataneras les caía constantemente la ceniza arenosa y molesta que el volcán lanzaba —y lanza— sobre toda la isla y que también estropea los cultivos, manchando los plátanos, desfigurándolos para el consumo.
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