Una reunión, una fotografía y se abrió la caja de Pandora. El líder del partido ultraderechista español Vox, Santiago Abascal, aterrizó hace diez días en Ciudad de México, donde se reunió con senadores del Partido Acción Nacional (PAN) e incluso dos políticos del Partido Revolucionario Institucional (PRI). La cita desató un vendaval en las dos formaciones opositoras al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La primera apartó al operador político que organizó el acto y la segunda se desvinculó por completo de cualquier acuerdo con Vox. Abascal llegó buscando adhesiones a la llamada Carta de Madrid, una suerte de manifiesto “en defensa de la libertad en la Iberosfera”. Es decir, el germen de una guerra cultural, una cruzada que pretenden librar en la región agitando el espantajo de una supuesta amenaza comunista.
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